Copas Schott Zwiesel

A menudo nos encontramos profesionales que no tienen clara la diferencia entre el cristal y el vidrio. Y no es de extrañar, puesto que en el sector, se utilizan erróneamente de manera indistinta uno u otra, tendiendo la mayoría a generalizar ambas bajo “cristal”.

Si somos puristas en las definiciones, a día de hoy, nos costaría encontrar copas de cristal. ¿Por qué? Muy sencillo, para que pueda denominarse cristal, tiene que contener óxido de plomo y actualmente está prohibido usar plomo para fabricar productos en contacto con alimentos. Antiguamente, cuanto más plomo llevaban las cristalerías, más “categoría” tenían. ¿Recordáis el cristal d’Arques? Ellos se enorgullecían de fabricar con un 25% de plomo. Y realmente, era mucho. Esto le confería especial transparencia.

En nuestro almacén aún nos quedan algunas de estas, y para ser sinceros, tienen un encanto especial.

Bueno, entonces si algo nos queda claro, es que  día de hoy no se produce “cristal” propiamente dicho. Pero sin embargo, sí que tenemos copas y vasos a los que podríamos denominar como cristal. Los avances en las técnicas de producción y la ingeniería de materiales han hecho que se fabrique vidrios que dejan al cristal con plomo a la altura del betún.

Esto pasa por ejemplo con los fabricantes alemanes, que producen  un “cristal” de calidad altísima.

Nosotros tenemos especial predilección en este caso por el cristal de la alemana Schott Zwiesel. Añaden un compuesto patentado que llaman “tritan” y que les permite hacer unas copas de corte súper fino y con gran trasparencia. A esto hoy en día, se le puede (y se le debe) llamar cristal aunque no lleve plomo. Las diferencias con el vidrio son notables: transparencia, finura, peso…Por otro lado y como contraprestación, el cristal es mucho más frágil que el vidrio, más si cabe si hablamos de vidrio templado. ¿Aún no sabes qué es el vidrio templado? Te lo contamos aquí.

Entonces, ¿es mejor el cristal o el vidrio? Pues depende…si lo que quieres es un vaso de agua o refresco para mucha batalla que te resista varios servicios, lo mejor es que elijas vidrio y si el bolsillo te lo permite, templado. Sin embargo, si tienes un restaurante de nivel, con un servicio pausado en el que quieres que tu comensal disfrute al 100% de la experiencia, entonces utiliza cristal. Ni que decir tiene, que para el vino, siempre que puedas, uses cristal y con corte en frío en lugar de vidrio. Lo cual nos recuerda a unos de los primeros artículos que escribimos cuando abrimos el blog y con el cual, si te gusta el vino seguro coincidirás. Al buen vino, buen cristal

Como siempre si tienes dudas, pregúntanos y te asesraremos de qué opción es más adecuada para ti según sea tu actividad.

¡Chin Chin!

Hoy nos ha llegado un artículo de Fernando Point que ha publicado El Mundo en su sección de gastronomía y que no queríamos dejar de comentar con vosotros. En él, el crítico gastronómico hace varias apreciaciones sobre la importancia de la copa a la hora de beber vino, que no nos pueden parecer más acertadas. El artículo es súper interesante y os recomendamos que lo leais. Pero para los más perezosos, os hacemos nuestra pequeña aportación en relación al tema. 

La importancía de una buena copa de cristal fino

"La cuestión es que en muchos hogares y -lo que es más grave- en bastantes restaurantes españoles se guardan razonablemente bien unos vinos razonablemente buenos, para luego servirlos en copas de grueso vidrio de las que venden por docenas en los hipermercados" determina el crítico nada más empezar su artículo. Y qué os vamos a decir, será deformación profesional, pero nada le hace a uno sentirse más engañado que cuando le ponen un vino de 60 € (no te quiero ya decir cuando hablamos de más), en la misma copa en la que te sirven un agüita con gas (con mucho hielo y limón, por favor).

En hosteleria cada vez importan más los detalles

La realidad es que parece que esto poco a poco va cambiando y el hostelero cada vez es más cuidadoso con estos detalles. Entiende por tanto, que su mayor activo es su cliente y como tal debe mimarlo y cuidarlo. No hay nada peor que un cliente que se siente engañado. Sin embargo, siempre que se da una situación así pienso, ¿realmente esta persona está haciendo esto de forma consciente? Pues probablemente no. Quizá simplemente es falta de conocimiento enológico, quizá no entienden que un mismo vino en 7 copas diferentes, se convierte en 7 vinos. Y volviendo al mencionado artículo, "Las copas, como escribía Jancis Robinson en The Oxford Companion to Wine, "no son sólo los receptáculos últimos del vino, sino un importante instrumento para comunicarlo a los sentidos humanos".".

Por otro lado está la parte receptora, el cliente. Es probable que si a ese hostelero falto de conocimiento enológico, le piden que le cambie a una copa mejor para el vino, piense que el cliente en cuestión no es más que un snob, pero ¿y si lo hiciese un cliente en cada servicio que diese durante una semana?. Seguro que entonces, al hostelero falto de conocimiento enológico, pero no tonto, se le encendería la bombilla de alerta y pensaría en cubrir la necesidad de esos clientes, hasta la fecha insatisfechos en su restaurante. Como ya hemos comentado, si algo no quiere un hostelero es un cliente insatisfecho.

La hostelería necesita clientes exigentes

Todo esto nos lleva por tanto a pensar, que además de un hostelero más educado enológicamente hablando, quizá lo que necesita el mundo del vino (y de la restauracion en general) es un cliente más exigente, que no se deje de llevar tanto por modas y tendencias y se empiece a guiar algo más por la calidad y el sentido común. 

Os dejamos el artículo para que los que querais leerlo. La importancia del cristal fino

Por cierto, la foto de portada es del evento que dimos en nuestras instalaciones de Madrid el pasado 8 de octubre, con buen cristal y si me apuras, ¡mejor vino!

¡Buen (casi) fin de semana!