Vajilla esmaltada filo rojo

Nos encantan las vajillas, eso ya lo sabeis. Normalmente os enseñamos vajillas de porcelana, resistentes, elegantes y atemportales. Hoy vamos a ver una vajilla con la que tu mesa va a tomar un aire tradicional, con toque casero y un aire muy vintage. Te hablamos de las vajillas esmaltadas, también conocidas como vajillas enamel o vajillas peltre.

Las vajillas enamel, están hechas con metal y recubiertas con un esmaltado de porcelana vitrificada. En España siempre se ha llamado comunmente "vajillas de porcelana", pero lo cierto es que lo único que tienen por encima estas vajillas es un esmalte que recubre su cuerpo de metal. De ahí, por cierto, su nombre en inglés, enamel que significa esmalte o peltre que es un tipo de metal. 

Estas vajillas suelen desportillarse (mellarse el esmalte) con facilidad y eso hace que la mesa tenga ese aire un poco decadente, que bien llevado y con ambientes acordes, le puede dar un toque brutal al estilo de tu local. Ojo, la línea entre la decandencia y la dejadez es muy fina...

La más típica es la blanca con el filo azul, pero podemos encotrarla en blanca con el filo rojo, filo azul cielo, roja filo negro... en fin, un sin fin de posibilidades.

Como siempre, nos gusta decirte los pros y contras de los productos, para que compres sabiendo lo que haces.

PROS Y CONTRAS VAJILLA ENAMEL O PELTRE

Pros:

-No se rompen. Si se caen se descascarillan pero no se te van a partir en dos como la porcelana normal.

-Se pueden usar en cocinas eléctricas y  de gas. De hecho, hay cacerolas de este material. 

-Son vajillas aptas para lavavajillas.

Contras:

-Se desportillan con los choques. Igual que decíamos que son irrompibles, te decimos que se descascarillan con facilidad. En cierto modo, esto les da encanto y como te decíamos más arriba le dan ese toque decadente tan de moda. Lo cierto es que dominar esa decadencia sin que parezca "dejadez" no es fácil, por eso, si no controlas este punto, el enamel no es para ti.

-No se pueden usar en el microondas. Metal + microondas, mala mezcla. 

Si te quedan dudas, ya sabes, ¡no dudes en contactarnos!

Stonecast Nutmeg

Voy a abrir un nuevo restaurante, ¿por dónde empiezo?

Hemos vivido esto con un montón de clientes. Tienen claro que quieren abrir un restaurante, el local es perfecto, el concepto súper claro, tienen todas las licencias, han echado números y todo cuadra…Pero llega un momento en el que se ven desbordados con la cantidad de pequeños detalles que a los que al principio no le dieron importancia y que avanzados en el proyecto descubren que hay que tener en cuenta.

La elección de todos estos detalles lleva tiempo y una mala decisión nos puede llevar con nuestro proyecto al traste. Por eso, si estás en esta situación, cuenta con nosotros, somos especialistas en sacar este tipo de cosas adelante.

En el primero artículo de esta serie os hablamos del mobiliario, hoy vamos a centrarnos en la elección de las piezas de mesa: vajilla, cubertería y cristalería.

VAJILLA

Para elegir la vajilla de nuestro restaurante, de nuevo debemos hacernos las preguntas clave:

¿Cuál va a ser mi tipo de negocio?

Para elegir la vajilla merece la pena ver las novedades de Churchill, a nosotros nos flipan entra aquí para ver "qué hay nuevo". Tenemos la suerte de que esta fábrica no descansa, ¡tenemos novedades en cada estación del año! Muy recomendable y con multitud de opciones para cambios de carta e incorporaciones de nuevos platos. Si quieres saber un poco más sobre las vajillas de Churchill, lee este artículo donde te explicamos en más detalle su estilo y sus puntos fuertes.

Es cierto que no siempre se tiene presupuesto para comprar lo que más nos gusta. Pero podemos encontrar opciones más modestas que cumplan nuestras expectativas. En este caso, recomendaríamos Life Dura, con una relación calidad precio sensacional y unos diseños muy actuales.

Eso sí, igual que con el mobiliario, si no quieres terminar arrepintiéndote, compra vajilla específica para hostelería. Las durezas, el peso, las formas.. todo está pensado para poder dar un servicio profesional. Si compras vajilla de hogar, terminarás comprando el doble y la mitad de las veces servirás en platos desportillados, generando así una mala apariencia.

Si te interesa el tema de las vajillas, te invitamos a que leas el post “Qué vajilla elijo para mi restaurante"

MANTELERÍA

Cuando pensamos en vajilla, automáticamente asociamos que tiene que ir acorde la mantelería.  Telas cálidas, colores divertidos o linos blancos y elegantes, pero siempre una buena confección.

La tendencia actual es de poner la mesa sin mantel, en Hostel Jiel, quizá por deformación profesional, somos firmes defensores del mantel, ya sea celulosa o textil. Por gusto personal y en los tiempos que tenemos, por higiene.

CRISTALERÍA

Otra decisión importante es la cristalería, de nuevo nos haremos las mismas preguntas.

¿Cuál va a ser mi tipo de negocio?

 No será la misma si vamos a montar un restaurante de carta, con una buena bodega, que si pretendemos tener un restaurante de mucha rotación. Para algo más cuidado creemos imprescindible un cristal transparente y en corte frío, particularmente nos decantamos por Zwiesel o Spieguelau, ¡hay que ver con los alemanes! Dentro de un cristal cuidado tiene un gran rendimiento y unos catálogos muy extensos. Al Cesar, lo que es del Cesar…

Si nos vamos a un restaurante de más rotación, lo suyo es ir a un vidrio y posiblemente templado (¿aún no sabes las diferencias entre el vidrio templado y sin templar? Lee esto para estar descubrirlas ;). )Si tienes mucho movimiento, opciones resistentes en vidrio templado serán sin duda tu gran aliado y te permitirán tener algo más de respiro en la compra de copas.  En este tipo de casos nos gusta recomendar Bormioli,  Arcoroc o la española Hostelvia. Además merecen mucho la pena los modelos de copa Olivia y Angie. Ambos templados e idénticos en forma, siendo su única diferencia el corte final de la copa, uno en frío y otro en caliente.

CUBERTERÍA

Llegados a este punto, te habrás dado cuenta de que lo mismo pasa con la cubertería.

Mil acabados, mil modelos… pero tu tira de tus preguntas mágicas.

¿Cuál va a ser mi tipo de negocio? Restaurante con mucha rotación, donde el personal va a toda mecha y en cada servicio se pierden un montón de piezas, sala con 10 mesas donde el servicio es relajado, ni lo uno ni lo otro, un término medio. Contestando a esa pregunta, sabrás el nivel de la cubertería que debes comprar. En ese orden elegiríamos un acero 18/0 para los servicios súper rápidos, un 18/10 de gama media para los normales y un buen acero 18/10 de gama alta para los servicios de mucho nivel. Si eres de los pocos que además quieres ofrecer algo más, una cubertería en plata o alpaca plateada subirá automáticamente tu restaurante un peldaño por encima. Sobre cubertería te hablábamos en este artículo, para que sepas diferenciar bien los tipos y el porqué de sus precios.

En el caso de la cubtería, debemos ir un paso más alla y profundizar en un detalle a priori insignificante, el cuchillo. Si le vamos a dar caña a la carne, un buen cuchillo será esencial y por favor, esto si que es imporante: que sea de filo. Hay que cortar, ¡no desgarrar! Para encontrar un buen filo Arcos o Laguiole están un paso por delante del resto.

¿Qué estilo quiero tener? Esto nos hará elegir entre una cubertería fina y minimalista o una elegante, con líneas clásicas como podría ser el típico pero atemporal modelo baguette.

Por sus acabados, diseño y calidad-precio recomendamos SOLA. Su catálogo es bastante amplio y variado, recoge sin lugar a dudas todos los estilos.

Ahora futuros restauradores, os preguntaréis: ¿¡qué compro y cuando!?

Algo sencillo, planifica tus compras cuanto antes, aunque nuestra distribución suele ser muy rápida, los modelos más específicos tardarán algo más. Y esa previsión la tenemos que coordinar con nuestra apertura. Para no quedarnos cortos, dobla tu servicio en cuanto a stock de artículos. Nos permitirá no fallar en un servicio intenso, o si tenemos roturas de más por cualquier anomalía. ¿Imaginas tener clientes, tener comida y no tener platos? La tontería más básica  puede arruinarte un servicio. Y lo que es más importante, puede hacerte perder dinero.

Como proveedores, intentamos ser un socio más de tu proyecto, te intentaremos ayudar con la mayor transparencia posible en tus dudas y recomendarte lo que es imprescindible, aconsejable o superfluo. Agilizar tus gestiones y ayudarte en que tomes una buena elección es la base de nuestro futuro y nuestro camino a tu lado.

Cuscus de Quinoa con Cordero

Para la receta de hoy hemos usado cordero e imaginación. La imaginación ha sido ingrediente principal, básicamente porque hemos ido improvisando sobre la marcha con lo que teníamos en la cocina.

Vamos con los ingredientes, a los cuales les podéis hacer caso o no. Total, ¿quién somos nosotros para deciros que sigáis una receta si no somos capaces de hacer ninguna sin inventarnos algo?

En una sartén* con aceite de oliva sella la carne de cordero a fuego bien fuerte y reserva. Saca la carne cuando esté dorada, pero no necesariamente cocinada por dentro. La cocción se la daremos más adelante. Ahora solo importa sellar la carne para que no pierda sus jugos.

Cuando saques la carne, añade un poco más de aceite (sin sacar los jugos que ha dejado el cordero) y sofríe a fuego medio-bajo una cebolla y los dientes de ajo. Esto va a ser la base de tu guiso por lo que no tengas prisa, deja que se rehogue todo bien.

Mientras se sofríe, corta dos zanahorias en láminas, para ello nosotros hemos usado la mandolina japonesa de Tellier. Puedes cortarlas en trocitos con un cuchillo, pero aquí queríamos hacerla muy fina para que terminase deshaciendo y desapareciendo en la salsa. Corta el puerro muy finito y añádelo junto con la zanahoria a la sartén. Mantén ahí hasta que esté todo bien rehogado.

Cuando lo tengas rehogado añade un chorrito de vino tinto (no te pases) y déjalo que reduzca hasta que se vaya bien el alcohol.

Cuando esté listo, pasamos a una olla y juntamos todo: verduras y cordero. Salpimentamos y añadimos agua a la olla hasta cubrir la carne, y ponla a cocer. Primero a fuego alto, y cuando empiece a hervir bájalo.

*CONSEJO: Nosotros hemos hecho todos estos primero pasos en una sartén bastante grande (40 cm), pero si vais a cocinar en casa y no tenéis sartenes tan grandes podéis hacer todos los pasos en la olla directamente.  La única razón de que hayamos usado una sartén es que nos facilitaba el trabajo por el tamaño, y hemos podido, por ejemplo, sellar todo el cordero de una sola vez.

Mientras que el guiso cuece, hemos tostado unas semillas de sésamo y unas almendras, las añadimos al guiso. Además le hemos puesto algunas especias. Y si, este párrafo es en particular en el que hemos hecho lo que nos ha parecido. Hemos puesto: Semillas de cilantro, cúrcuma, comino, 2 cayenas y un poco de hinojo.

Ahora solo falta que lo dejes cocer todo bien a fuego lento hasta que la salsa coja cuerpo.

Nosotros lo hemos acompañado de quinoa, en lugar de cuscús. Y el resultado ha sido buenísimo.  

Lo hemos presentado en un bol desechable de cartón, para que veáis la diferencia entre un buen desechable y uno malo. 

Si lo probais, contadnos qué tal en los comentarios.

Curry de coco

Nunca habíamos usado aceite de coco para cocinar, pero siempre hay una primera vez. No queríamos meterle el sabor tan fuerte que tiene el aceite de oliva y tras ver el resultado final, ha sido un acierto. Un sabor mucho más suave, que le ha ido perfecto al guiso.

Vamos con los ingredientes:

En una sartén sofríe con aceite de coco a fuego medio una cebolla picada y 3 o 4 dientes de ajo. Deja que dore lentamente hasta que la cebolla esté bien cocinada. A nosotros nos ha pasado que con el aceite de coco la cebolla ha tardado más en coger color que con el de oliva pero se estaba cocinando…vigila y  ten cuidado no se te queme.

Cuando está bien sofrito, añade unos chiles picantes (cantidad según te guste de punto, mejor quedarse corto) y el pollo en cuadraditos. Dora todo junto a fuego medio.

Cuando esté dorado, pon las especias y la sal. Nosotros hemos puesto: pimienta, cilantro (en polvo), anís, cúrcuma y comino. También puedes usar un curry preparado, va a quedar igual de bueno y es menos rollo. Rehogas aquí un poco más.

Cuando lo tengas todo bien mezclado, añade unos trocitos de jengibre cortado muy pequeño, cilantro fresco y la leche de coco. Deja cocer aquí hasta que la salsa espese.

¡Ya tienes el guiso de pollo con leche de coco listo! Ahora acompáñalo de un poco de arroz cocido y tendrás un plato para chuparte los dedos.

Nosotros lo hemos presentado en el plato Calico Willow de Churchill con un poco de arroz y un poquito de cilantro picado por encima.

Si lo pruebas, cuentanos qué tal en los comentarios.

Carré de cordero en salsa de vino

Lo más difícil de esta receta es limpiar el costillar por lo que si te lo hace tu carnicero, la dificultad va a ser mínima. Si estás pensando en hacelro tu, cargate de algo de paciencia y un cuchillo bien afilado que te permita ir separando delicadamente la piel del hueso del costillar.

Nosotros hemos usado un costillar pequeñito, porque no nos gusta el sabor fuerte a cordero, pero no habría importado que fuese un pelín más grande. Además, la salsa  de vino mata bastante el sabor fuerte del cordero.

Para acompañar el carré hemos hecho una salsa de vino con miel, pero también queda muy bueno con salsa de coñac, los pasos son básicamente los mismos por lo que si tienes por ahí una botella de coñac (brandy), no tengas miedo de cambiarlo. 

Buenos, vamos primero con los ingredientes.

Dora el carré en una sartén con aceite a fuego alto, cuando esté tostado por fuera sácalo y reserva. Enciende el horno a 180º  para que se vaya precalentando.

Pon en un bol el azafrán con un poco de agua tibia, lo usarás luego para el arroz.

Pica la cebolla y ponla a sofreír a fuego medio en la sartén en la que doraste el carré. Cuando esté dorada, añade la miel, la pimienta negra y el vino, deja a fuego medio-bajo hasta que reduzca el vino. Si no te gusta muy fuerte, no te pases con el vino...

Pon el carré en una fuente con un poco de aceite y un pelín de agua (no demasiada, solo para que haya algo de humedad) y mete en el horno bien precalentado. Asa a 190º durante media hora. El tiempo de cocción va a depender del tamaño de tu carré y de si te gusta el cordero muy hecho.

Mientras se asa el cordero, pon un cazo con aceite y un par de ajos en el fuego, cuando estén dorados añades el arroz. Mueve durante unos segundos y añade el doble de agua que de arroz más el agua tibia con el azafrán. Cuece el arroz 10 minutos a fuego fuerte y 10 a fuego lento. En los último 10 minutos, añade el laurel. 

Cuando el carré esté asado, pon todo el líquido que haya soltado en la sartén donde estás haciendo la salsa y mueve.

¡Ya lo tienes! Preséntalo poniendo un poco de salsa en el fondo del plato, o a parte en un bol. Nosotros lo hemos hecho todo en el mismo plato, el stonecast cuadrado mostaza de churchill, y hemos montado la mesa con las servilletas oleo en color verde oliva de life dura, cubiertos negros y mantelín de enea.

Si lo probáis, ¡contadnos!